viernes, 7 de noviembre de 2008

Dos posturas irreconciliables

Clementina Nava Pérez
En el foro del martes 28 de octubre convocado por los diputados, se delimitaron claramente dos posturas irreconciliables sobre la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 12 semanas de gestación. Del lado izquierdo del recinto estuvieron los sacerdotes, algunos empresarios renombrados, dirigentes de asociaciones en su mayoría hombres, pero sobre todo muchas señoras fanatizadas y gritonas que sostuvieron sus pancartas, se cansaron, y pronto abandonaron el recinto. Estuvieron también algunas diputadas panistas.
Del lado derecho estuvieron algunas universitarias; las y los integrantes del Grupo por la Vida de las Mujeres; invitados especiales de Católicas por el Derecho a Decidir y de GIRE; integrantes de “Espacio Feminista”; defensores de los derechos humanos; militantes del PRD y de Alternativa Socialdemócrata, y otras cuantas señoras con pancartas, acompañadas de un fortachón que interrumpió a una de las ponentes feministas gritándole: “Tu Dios es Belcebú”. Los ánimos caldeados de los pro vida del embrión pronto fueron desactivados por la argumentación fundamentada, y los llamados al respeto tanto de los ponentes del Grupo Ciudadano por la Vida de las Mujeres, como del moderador.
De un lado se expresaron infinidad de prejuicios y etiquetas para las mujeres que abortan y para quienes defendemos la interrupción voluntaria del embarazo; del otro lado se dieron argumentos sobre la realidad del aborto, estadísticas, las situación de las mujeres, la defensa del estado laico; el contenido de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, etc. Dos posturas se expresaron: la que yo nombro “oscurantista”, y la de “avanzada”. La primera, que no quiere dejar avanzar a las mujeres, ni respetar sus derechos, que cierra filas en torno a que la vida empieza desde el momento de la concepción. Se inscribe en el conservadurismo, está apegada a los dogmas, merma las libertades fundamentales de las mujeres, entre ellas la de decidir en torno a su sexualidad y su maternidad. Es la postura que dice defender la vida, pero no le importan las vidas de las mujeres, sino la del embrión. Por tanto, no acepta la interrupción del embarazo en ningún plazo, ni en ninguna circunstancia. Se ha opuesto a la píldora del día siguiente y hasta al uso del condón y trabajan activamente contra su uso.
Es la postura que condena los errores de las mujeres en el control de su fecundidad catalogándolas de “irresponsables”; es la que las clasifica como “libertinas” por ejercer su sexualidad; la que arguye cuestiones morales en su discurso, basadas sólo y siempre en el catolicismo. Es la postura que recurre al concepto de Dios como verdad absoluta, el todo que borra cualquier otra forma de concebir el mundo o la vida; la que argumenta que la maternidad es un don divino, como si las mujeres se embarazaran por obra del espíritu santo, y no obstante sea el embarazo producto de una violación, o de un hombre desobligado y a veces sean casi niñas las embarazadas. Culpabiliza, condena y responsabiliza a las mujeres de la decisión de abortar sin considerar el contexto familiar, social y cultural. Llaman a la abstinencia sexual como una vía para evitar los embarazos y los hombres no aparecen en su discurso.
Y por otro lado está la postura que yo llamo de avanzada, que busca el adelanto de las mujeres, mediante la eliminación de la discriminación, las barreras legales, el respeto a los derechos civiles, ciudadanos, políticos, reproductivos y sexuales.
Es una postura que sostiene la falibilidad de los métodos anticonceptivos y comprende el error humano en su uso; explica el aborto voluntario inmerso en factores culturales, sociales, económicos, que se expresan en desinformación y falta de empoderamiento en las mujeres, en violencia sexual contra ellas, en la pobreza.
Esta postura defiende el derecho a la sexualidad para el placer y no sólo para la reproducción y argumenta que la moral no es una tabla rasa para todos, sino una elección individual basada en la ética que considera los problemas humanos, así como el sufrimiento de las personas y busca su bienestar. Concibe que, además de la creencia en Dios, existen otras visiones sobre el mundo. Reivindica a la sexualidad como parte del desarrollo humano integral y la responsabilidad del hombre y la mujer para el ejercicio de la sexualidad protegida. Busca evitar las muertes de mujeres por abortos ilegales mal practicados.
¿Habrá un punto de encuentro entre estas dos posiciones?
Publicado en Ecos de la Costa, Colima, Colima el 7 de noviembre

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