Cuauhtémoc pone en orden a los “pejistas”

Por: Ubaldo Díaz Opinión

Cuauhtémoc Cárdenas reconoció que el dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que valida a Jesús Ortega como dirigente del PRD, es inapelable, “les guste a unos o no les guste a otros”.
El ex candidato presidencial advierte que la decisión del tribunal no es una cuestión de que acepten o no las corrientes perredistas, porque es inapelable. Tras considerar que fue tardada dicha resolución, pues llevó casi ocho meses, opinó que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) debe entrar a una etapa de fortalecimiento territorial para posicionarse mejor en la ciudadanía a través de propuestas.
Este es un golpe brutal para Alejandro Encinas y su jefe El Peje, que hablan del cochinero de las elecciones de los chuchos, pero desconocen las tropelías que cometieron ellos en dicho proceso.Y rechaza que pudiera autonombrarse como mediador del conflicto interno de ese instituto político.
Admite que es un escenario difícil para 2009, como se ha visto en los comicios pasados, pues en su consideración ésta no es la mejor época del PRD porque hay confrontación de grupos y no se sabe qué puede seguir. Y ve un perredismo confrontado, porque la resolución de los magistrados no resuelve esos conflictos internos; lo que se requiere es que los distintos grupos y personas decidan por sí mismas la responsabilidad que cada una tenga, expuso.
Por cierto que Ricardo Monreal y Rosalinda López están dispuestos a seguir la ruta que tracen el tabasqueño López Obrador y Encinas en su decisión de continuar o salir del PRD, mientras que Arturo Núñez deshoja la margarita, sometiendo a prueba su fidelidad para mantener firme su propósito por gobernar, algún día, Tabasco.
La crisis nos exige hacer un mayor aporte para sembrar entre la sociedad los valores y principios éticos que permitan salvaguardar una convivencia armónica, pacífica, ordenada y respetuosa de las libertades individuales, les dijo Enrique Peña Nieto a los obispos. Reconoce que en la tarea de lograr un mejor ambiente social “el gobierno tiene una responsabilidad de liderazgo y de marcar el rumbo hacia dónde queremos llegar”.
Al reunirse con las autoridades eclesiásticas, en ocasión de la LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano —CEM—, Peña Nieto externó su deseo de lograr un clima de respeto, cordialidad y colaboración “para que a final de cuentas logremos lo que todos buscamos: que los mexicanos vivan con mayor calidad de vida, dignidad y respeto constante y permanente por los derechos de los demás”.
Beatriz Paredes Rangel pronunció un raro discurso al reunirse con líderes de la Internacional Socialista, ante quienes explicó que una alianza entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Revolucionario Institucional podría constituir una formidable fuerza que cambiaría el destino de México.
Y la tlaxcalteca señala que son tiempos difíciles los nuestros y dice que el debate no se reduce a si los organismos financieros tuvieron o no la regulación pertinente o si la aplicaron rigurosamente o si la omitieron. El verdadero debate estriba en si la era del capital financiero, si estos niveles descomunales de acumulación que en treinta minutos de paroxismo de un puñado de promotores de bolsa pueden desfondar a cualquier pequeño país, es una arquitectura económica que hace sustentable a la gran casa del hombre, nuestro planeta Tierra. Que le da viabilidad. El discurso contiene mucho de demagogia y sobre todo no aclara si quiere fusionarse con sus enemigos del sol azteca.
Nos aseguran que a José Luis Santiago Vasconcelos le habían prometido la titularidad en la Procuraduría General de la República. Lo que sí es cierto es que unos cuantos días antes de su muerte se reunió con el ex Procurador General de la República, Jorge Carpizo, con el que charló arduamente por dos horas. Por cierto, que en los homenajes que se le han rendido en los días recientes al que fuese considerado el Zar Antidrogas de México, la figura estelar ha sido el todavía procurador Eduardo Medina-Mora, al que supuestamente, según algunas versiones, sustituiría en poco tiempo.
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