miércoles, 9 de abril de 2008

La intolerancia

Por: Miguel González Compeán | Opinión

Un jovencito de 17 años lanza un correo al espacio cibernauta con buenas intenciones; las suyas, por supuesto. Tenemos que sacar a los emos de la plaza mayor. Es nuestro territorio y no se vale que estos mamones, loosers que no creen en nada en la vida, estén ahí, en nuestra plaza querida e inmaculada, sostenía.
Unos días después, alrededor de 3,000 jóvenes se agolpan en la plaza de la ciudad de Querétaro con una consigna, con palos, con fierros y hasta armas de fuego. Durante horas se enfrentan contra los emos. Los emos no pueden repeler la agresión, pues no está en su filosofía. Aquellos los golpean y a tres los lastiman al punto de dejarlos como carne de hospital.
¿Por qué hacen esto? le pregunta al joven, la autoridad tutelar que ha descubierto quien es el iniciador intelectual de la trifulca. Me cagan y son insoportables, contesta el muchacho con convicción. Están enojados con
la vida y son súper emotivos. No me late que estén en la plaza con todos nosotros.
Aparece el día de hoy una carta firmada por una parte de los miembros del sindicato de la UAM. En ella se niegan a aceptar el resultado de las negociaciones que la parte mayoritaria del sindicato logró con las autoridades. Iniciarán una huelga de hambre y aclaran: ojalá esta acción sirva de ejemplo de lucha contra los intereses que quieren perpetuar el sistema neoliberal y contra la privatización de la UAM (sic).
Concluyen sobre la mediocre labor de sus dirigentes de la mayoría, por no haber logrado las peticiones excesivas que el sindicato se había planteado como demandas iniciales y hacen un llamado a perpetuar el movimiento.
En medio de eventos inauditos, el PRD termina su proceso interno de elección. Se roban urnas, se mienten sobre los resultados. El presidente del PRD, Leonel Cota, asegura que al final habrá de ganar uno de los contendientes: Encinas. Se da por triunfador uno de ellos, con una encuesta de salida y sin tener más de tres puntos de ventaja. Días después se le da la vuelta a la elección; se cae y se calla el sistema; en fin.
Alternativa Socialdemócrata, llena, igual que todos los demás partidos, de mexicanos comunes y corrientes, pierde los estribos el domingo y se confrontan dos grupos opuestos que llevan meses haciendo cosas de un lado y de otro. . .
AMLO invita a cerrar el Congreso de la Nación para evitar la discusión, sobre un tema que le conviene que se convierta en polémico o que detesta discutir su inmaculada alma nacionalista y preocupada por los bienes de los pobres. Se le olvida, que eso se llama golpe de Estado, en cualquier parte del mundo. Las razones son buenas y por ello le asiste el derecho y la razón histórica.
Descubrimos, en estos días, que hay violencia buena y violencia mala. La que ejercen unos jóvenes coludidos con un grupo terrorista, las FARC, que mata, secuestra, roba bancos, pone bombas y está ligado con el narco en Colombia, es buena. La de los narcos de Tijuana, por ejemplo, es mala, aunque las dos sean violencia, atenten contra la vida y la tranquilidad de todos nosotros. Hacemos víctimas a los jóvenes de buenas calificaciones y se nos olvida que por decisión propia y convicción ideológica están ahí y son cómplices.
Algo está pasando en México y no atinamos a ponerlo en su justo lugar. De santa, esta semana no ha tenido nada y, lo más grave, es que carecemos, cada vez más, de referentes claros sobre lo que esta bien y lo que debe resultar inaceptable.
Estas semanas se nos llenan de eventos confusos en que el México de antes y el de ahora siguen debatiéndose. La tolerancia es una fácil palabra para intentar resolver lo que requiere de un cambio mayor de cultura y visión en nuestro país. Nada más que agregar. Nos vemos después de vacaciones, lugar al que se debieron haber ido todos los últimos días

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