domingo, 6 de julio de 2008

No a nuevos partidos

6/JULIO/2008
PLAZA PÚBLICA
MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA
En buena hora, el consejo general del IFE negó el viernes pasado registro como partidos a dos agrupaciones políticas nacionales. De ese modo, el elenco disponible para las opciones ciudadanas en la elección legislativa del año próximo será el mismo que en 2006: PRI, PAN, PRD, Verde, PT. Convergencia, Alternativa y Nueva Alianza.
Aplaudo la decisión del órgano electoral no por reluctancia al pluralismo, sino porque enfrentó tendencias nocivas para el desarrollo político y, sin necesidad de expresarlo, reconoció que el registro de nuevos partidos no siempre enriquece la democracia y ni siquiera la competencia electoral, sino que ha producido efectos perjudiciales que repercuten en la opinión ciudadana sobre los partidos y sus fines.
Las solicitudes rechazadas dejaron en el camino de la contienda electoral al Partido Solidaridad y al Partido Mexicano Rumbo a la Democracia. El dictamen referido al primero fue aprobado por unanimidad de nueve votos, mientras que el segundo lo fue por mayoría de seis a tres. Supongo que sólo es casualidad que los de esta posición minoritaria correspondan a los consejeros María Teresa González Luna, Lourdes López y Andrés Albo, que causarán baja el 14 de agosto próximo y por tanto protagonizaron una de sus últimas decisiones relevantes.
Aunque no contó con el asentimiento general en esa organización, el partido Solidaridad fue uno más de los intentos de la Unión Nacional Sinarquista por participar en elecciones. Fundada como un movimiento de resistencia civil, integrado sobre todo por campesinos y población urbana pobre, la UNS se afanó por entrar en la vida electoral desde unos años después de su aparición en 1937. A partir de la década siguiente practicó una suerte de abstencionismo activo pues recomendaba a sus miembros escribir en las boletas las iniciales RE, de Reforma Electoral, como síntesis de su inconformidad con una legislación que impedía o dificultaba en grado extremo el ingreso y el crecimiento de fuerzas ajenas al partido oficial. Después de más de un intento, logró su registro como Partido Demócrata Mexicano, y luego como Alianza Social, con suerte adversa al punto de que ambas versiones perdieron el registro que había obtenido de manera condicionada. Un sector de la UNS, no necesariamente vinculado a esas experiencias, y que mantuvo registro como agrupación política nacional, pretendía ahora retornar a la liza electoral.
Con presencia de ex panistas conservadores, o miembros del Yunque que avizoraron el desplazamiento del líder Manuel Espino en el PAN, la tentativa frustrada el viernes se inició como Movimiento de Participación Solidaria (cuyo lema era Vida, Familia y Justicia Social, consignas del catolicismo conservador) y se convirtió en Partido Solidaridad al celebrar su asamblea nacional constitutiva el 30 de enero pasado. La nueva denominación reflejaba su intención de ser identificada con el movimiento sindical polaco encabezado por Lech Walesa, que con apoyo de la Iglesia católica inició la demolición del autoritarismo prosoviético en los países de Europa Oriental en los años ochenta.
Su práctica política, en el proceso de comprobación de la militancia necesaria, distó mucho de los valores proclamados en sus documentos. En el dictamen que negó el registro a esta organización, el consejo general del IFE invalidó cuatro asambleas estatales, de las 22 realizadas durante el año pasado por haberse probado que “la presencia de ciudadanos se debía a promesas de entrega de despensas, apoyo a personas discapacitadas, sumas de dinero o créditos hipotecarios”. De ese modo, la muy poblada franja de la derecha electoral, disfrazada de opción centrista, no tendrá nueva presencia el año próximo.
También fue rechazada la solicitud de la agrupación política nacional Rumbo a la democracia. En este caso, la decisión del IFE se basó en la prohibición de la militancia corporativa, género de participación que por décadas aseguró la primacía del partido gubernamental, del que la presunta nueva opción aparece como excrecencia remanente. La base de Rumbo a la Democracia está formada por albañiles, terraceros y transportistas miembros de la Unión de Trabajadores de la Industria de la Construcción, actividades similares y conexas y del Sindicato Nacional de Trabajadores de Autotransportes, similares y conexos.
Ambas organizaciones están afiliadas a la CROC, que se distanció del PRI durante el proceso electoral de 2006, lo que parece haber abierto, como se dice en la jerga mercadotécnica, “una ventana de oportunidad” a Rodolfo Bastida Marín, líder de ambos sindicatos y presidente del presunto partido (cuya secretaría general está a cargo de su hijo y tocayo Rodolfo Bastida Mendoza). Como una evidencia adicional de su pertenencia a un pasado que si bien se afana en prevalecer tiene sus días contados, hay que citar que el secretario de participación ciudadana de la fallida agrupación es Ignacio Yris Salomón, cabeza del ala campesina de Alternativa Socialdemócrata, que intentó el apetecible negocio de hacer candidato presidencial a Víctor González Torres, el Dr. Simi, en vez de postular a Patricia Mercado.
Rumbo a la democracia eligió la vía de las asambleas distritales (mientras que Solidaridad escogió las estatales) y realizó 241, que de ser validadas bastarían para la consecución del registro. Pero los Bastida se ufanaban de haber afiliado a los miembros de sus sindicatos (dicho así, con sentido patrimonial) y esa franqueza los derrotó.

No hay comentarios: