viernes, 19 de septiembre de 2008

La mezquindad

Por: Miguel González Compeán Opinión
El miércoles en la noche, recibí el comunicado en el que se confirma la decisión de Alberto Begné Guerra de dejar la presidencia del Partido Socialdemócrata. El proceso que culmina con su salida, es un llamado de atención en muy diversos sentidos.
El primero, se refiere a la injusta imagen que se le ha querido endilgar, a fuerza de buenas conciencias y de un machismo soterrado. Mientras Begné defendió el proyecto y a Patricia ante campesinos, Dr. Simi y otras fuerzas que quisieron imponerle al partido condiciones para ayudarlo en medio de la campaña del 2006, todo estuvo muy bien. En cambio, cuando de competir contra la caudillo en la que se quería erigir Patricia Mercado, muy mal. ¿Cómo se atreve?
La carta que hace no mucho publicó Ricardo Alemán en la que Patricia pedía el 30% del presupuesto del partido, ser vocera única y mantener las posiciones del partido y, ¿por qué no?, pensar en su candidatura para el 2012, es cierta y lamentable. No lo es, sin embargo, porque Patricia se comportara como político, sino porque detrás de su propuesta no existía una visión institucional, sino personal.
En aquellos momentos, en un acto de congruencia y con ganas de evitar el conflicto —que sabía complejo y atentatorio contra la imagen del partido y los involucrados—, Begné le ofreció dejar la presidencia. Ella le pidió que no lo hiciera.
A final de cuentas, la verdad es que Patricia Mercado perdió la presidencia del partido por no saber hacer su trabajo. Por estar rodeada de modestos personajes menores, muy buenos para inventar mecanismos, posibilidades y alternativas, para parecer modernos e innovadores demócratas, pero con muy poco oficio y muy poca visión de la realidad. Constructores de la democracia de boutique, que tantas cenas e invitaciones a foros y halagos concita; no pudieron ganar una contienda real, con mexicanos de verdad, con objetivos y propuestas concretas.
La segunda cosa que asombra, es esta vorágine en la que se ha convertido la política mexicana. Acostumbrados al complot, a la incredulidad y a la incapacidad para aceptar la realidad, producto de viejas costumbres y experiencias, una posición victimista dio mejores resultados mediáticos que la de la propuesta y la construcción institucional. Poco han querido escuchar con tolerancia y apertura los otros. Los costos de Begné no han sido cómodos, ni baratos. Amigos, familia, todo pasó por la trituradora de la vida política. Sencillamente, se hacía —aparentemente— políticamente incorrecto estar de su lado y defender la causa de la institucionalidad. ¡Ah, pero qué bien se ve en cenas y tertulias defender a un cadillo con ¡“La Razón de su moralidad”!
Cuando la única cosa constatable es su conflictividad, de la que ha dado prueba desde su vinculación con las costureras en 1985, hasta nuestros días. Por poco que pueda decirse en este breve espacio, vale la pena hacer un recuento.
Alternativa Socialdemócrata, hace tres años no era nada; un registro dado a Iniciativa XXI y a Sentimientos de la Nación. La primera, una asociación política que fundamos hace varios años y la segunda, una asociación de políticos profesionales de la izquierda del norte de nuestro país. Tres años después, el balance es positivo, existen reglas claras al interior del partido, y en los estados, oficinas que, con las penurias y los problemas asociados a un partido pequeño, sobreviven los embates de la clase política local y, en muchos de los casos, el intento de injerencia directa por parte de gobernadores de diversas entidades.
Como el caso del DF, en donde los arreglos entre Bejarano, Marcelo Ebrard y Patricia Mercado han llegado al absurdo y han alcanzado hasta la Asamblea Legislativa del DF, en donde se sabe de la injerencia de Ebrard para destruir a la fracción socialdemócrata, que tan eficaz y propositiva ha sido para la sociedad capitalina.
Con valentía, una amabilidad infinita y responsabilidad, Begné, logró durante su presidencia, en la contienda interna y en la construcción del partido, contener los excesos de los adversarios y matizar a los radicales, que están en todas partes. Nunca nos pidió en su calidad de amigo o dirigente, usar los medios de comunicación en los que algunos de nosotros escribimos, para hacer defensa alguna de su proyecto o de su persona.
Vale la pena reconocer las actitudes y los valores de quienes han abrazado esta profesión llena de mezquindades, cuando lo hacen con altura de miras y se convierten en seres humanos distintos de la hipocresía que nos rodea. El tiempo lo pondrá en su justo lugar.
miguelgoco@prodigy.net.mx

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