sábado, 8 de marzo de 2008

De pulquero a líder político

El Economista
Con la metamorfosis de vendedor de pulque y espalda mojada a influyente líder obrero, Rodolfo Bastida Marín ahora puede darse el lujo de desembolsar de su peculio 300,000 pesos al mes para financiar su Partido Mexicano Rumbo a la Democracia, al que declara listo para obtener el registro del IFE.

Y eso sin contar las cuotas y aportaciones “voluntarias” de sus agremiados. Por eso asegura que si en algún momento la autoridad electoral le retirase las prerrogativas de ley, no le importaría en lo más mínimo. Es más, promete cumplir de sobra con los requisitos legales.

Hasta el 12 de agosto pasado, había celebrado 80 asambleas distritales y la autoridad le acreditó 62 de 200 requeridas, aunque asegura que van 70 e irá por las 300 a fin de año. Lleva 12 estatales pero sólo ocho certificadas. “Hemos tenido un éxito no esperado”, se ufana.

¿A qué lo atribuye? Es simple para él: “el pueblo está inconforme con los partidos políticos actuales, pero no creímos que tanta, porque ya ninguna de las clases sociales se identifica con ellos”.

Tanto así que, dice misterioso el expriísta, organizaciones obreras aglutinadas en las más grandes centrales corporativas le han manifestado su intención de sumarse a las filas del PMRD.

En charla con El Economista, considera difícil seguirle mintiendo a la gente.

“Los tres partidos (PAN, PRI y PRD) sólo hacen presencia en elecciones para ganar posiciones políticas y después se olvidan de la gente que los puso ahí y no hacen nada por ella”.

Dirigente de transportistas, campesinos, terraceros, albañiles, e incluso con empresarios simpatizantes, afirma convencido que en su partido caben todos, pobres y ricos pero, eso sí, ni de izquierdas ni derechas, sólo de centro.

Su partido, revira al reportero, no va por lo económico. “Sus bases son obreras, los sindicatos, entonces no tenemos necesidad de las prerrogativas que da el IFE. Si las quiere suspender, que lo haga”, reta.

Sólo del gremio transportista registra 150 secciones con presencia en toda la República, o sea alrededor de 40,000 virtuales militantes del PMRD.

Cambiar la justicia social.
Su ideal es cambiar a la justicia social en este país, porque “verdaderamente ha sido pura mentira y puras promesas de los demás. México es una fábrica de pobres. Y un pobre no da empleo a otro pobre”. Lo asegura alguien que “viene desde abajo”.

La entrevista transcurre en torno de una oficina de sencillos pero sobrios acabados. Está ubicada en un edificio nuevo y reluciente. Sus guardias personales, todos armados, siempre a sus órdenes. Él, vestido informal pero impecable.

Efectivamente, el dinero no parece ser el problema más grande para Bastida Marín. De cerca con él dos jóvenes que todo parecen menos obreros. Son su vocero y el secretario general.

Se muestra seguro de que el Partido Mexicano Rumbo a la Democracia postulará candidatos al Congreso y a alcaldías en el 2009, y promete: “no habrá línea y tendrán ordenes para decidir en función de la gente, no del partido”.

¿Y por qué formar otro partido si tanto los critica? “Pues para cambiar la ideología que tienen los demás y no engañar al pueblo”.

Cuestionado y todo, con estudios hasta la preparatoria, culpa a la ciudadanía de permitir el enriquecimiento de sus líderes. “Para qué creen en esas personas…”.

A partir de hoy y durante las siguientes semanas El Economista le ofrecerá una serie de entrevistas con los líderes de las Agrupaciones Políticas Nacionales (APN) que pretenden convertirse en partidos políticos. Sus ideales, su concepto de la función pública, sus simpatizantes y la manera en la que harían política en plena competencia con las actuales fuerzas políticas, son algunos de los temas que abordaron para nuestros lectores.

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